diumenge, 19 d’abril del 2015

Construcción de infraestructuras y obras públicas

LAS CIUDADES ROMANAS



Para los romanos la vida urbana era muy superior a la rural, a pesar de las numerosos inconvenientes que a veces ofrecía la ciudad (ruidos, inseguridad, intrigas, falta de intimidad...), y que los ricos salvaban construyéndose villas en el campo. En el mundo romano, como en el actual, urbanidad era sinónimo de educación y cultura.
De hecho la palabra civilización está relacionada con la palabra ciudad y ambas proceden de civis "ciudadano"..

¿De quién aprendieron los romanos a construir?

Los romanos aprendieron el urbanismo de los etruscos que gobernaron Roma en el s. VI a.C., convirtiéndola en una gran urbe, con alcantarillado, puentes, edificios públicos y murallas.

¿Extendieron los romanos su modelo de ciudad?

Roma fue extendiendo su modelo urbano a los territorios conquistados, sobre todo en el Mediterráneo Occidental, habitado mayoritariamente por pueblos rurales. En las zonas conquistadas reformaban las ciudades si existían y, cuando no había, las fundaban, colonias, siguiendo el modelo hipodámico.

Los romanos eran mejor ingenieros que arquitectos, de ellos hemos heredado obras que podemos visitar en nuestras ciudades, ¿te gustaría observar estas obras de ingeniería? ¿ Sabes donde podemos encontrarlas?

Para empezar observa este mapa, las zonas coloreadas en verde ns indican donde hay más construcciones heredadas de la romanización y en amarillo las de construcción más tardía.


INFRAESTRUCTURAS Y OBRAS PÚBLICAS


La civilización romana es conocida como la gran constructora de infraestructuras. Fue la primera civilización que dedicó un esfuerzo serio y decidido por este tipo de obras civiles como base para el asentamiento de sus poblaciones y la conservación de su dominio militar y económico sobre el extenso territorio de su imperio. Las construcciones más destacadas por su importancia son las calzadas, puentes y acueductos.
Ya fuese dentro o fuera del entorno urbano, estas infraestructuras se convirtieron en vitales para el normal funcionamiento de la ciudad y de su economía, permitiendo el abastecimiento de la misma de aquello que le resultaba más esencial, ya fuera el agua por vía de los acueductos o los suministros de alimentos y bienes a través de la eficiente red de calzadas. Además, cualquier ciudad de mediana importancia contaba con un sistema de alcantarillado para permitir el drenaje tanto de las aguas residuales como de la lluvia para impedir que ésta se estancara en las calles.

Vamos a clasificarlas y visitarlas:

Calzadas y vías

Calzada romana


Dentro de las infraestructuras de uso civil que los romanos construyeron con intensidad durante su dominio en Hispania, destacan por su importancia las calzadas romanas, que vertebraron el territorio peninsular uniendo desde Cádiz hasta los Pirineos y desde Asturias hasta Murcia, cubriendo los litorales mediterráneo y atlántico a través de las conocidas «vías». Por ellas circulaba un comercio en auge, alentado por la estabilidad política del territorio a lo largo de varios siglos.
De entre estas vías, las más importantes eran:

•Vía Lata, hoy conocida como Vía de la Plata
•Vía Augusta, la calzada romana más larga del Imperio romano en España, con 1500 km y varios tramos.
•Vía Exterior

Para señalizar las distancias en estas vías se colocaban los llamados miliarios, que en forma de columna como el de la imagen o de grandes piedras, marcaban la distancia desde el punto de origen de la vía en miles de pasos (millas).
Actualmente la mayor parte del recorrido de estas vías se corresponde con el trazado de las actuales carreteras nacionales o autopistas de los actuales estados de España y Portugal, lo que confirma el acierto romano en la elección óptima del trazado de las mismas.

Puentes

Los puentes romanos, complemento indispensable de las calzadas, permitían a éstas salvar los obstáculos que suponían los ríos, que en el caso de la península ibérica pueden llegar a ser muy anchos. Ante este desafío que la geografía presentaba a Roma, ésta respondió con las que tal vez sean las más duraderas y fiables de sus construcciones. Aunque también se construyeron una gran cantidad de puentes de madera sobre los cauces menores, hoy conocemos por «puente romano» a las construcciones de piedra.


Murallas

Una vez establecida una colonia o un campamento estable, la necesidad de defender estos núcleos conllevaba la construcción de potentes murallas. Los romanos heredaron y aun mejoraron la tradición poliorcética de los griegos, y durante los siglos II y I a. C.erigieron importantes murallas, habitualmente con la técnica del doble paramento de sillares con un relleno interior de mortero, piedras y hormigón romano. El espesor del paño podía oscilar entre los cuatro hasta incluso los diez metros. Tras el periodo de la pax romana, en que estas defensas eran prescindibles, las invasiones de los pueblos germánicos reactivaron la construcción de murallas.
Son destacables en la actualidad los restos de murallas romanas existentes en Zaragoza, Lugo, León, Tarragona, Astorga, Córdoba, Segóbriga o Barcelona.

Muralla romana de Barcelona.
Muralla romana de Zaragoza.

Acueductos

Un núcleo urbano importante precisaba ante todo un aporte de agua constante que permitiera el abastecimiento de miles de personas concentradas en un mismo lugar que podía encontrarse en ocasiones a varios kilómetros de distancia de las fuentes naturales de agua. Para conseguir este flujo continuo de agua se construyeron los acueductos.
El acueducto romano era, a pesar de lo que pudiera parecer, subterráneo en su mayor parte. Sin embargo, hoy conocemos como acueducto a las obras monumentales edificadas para salvar los obstáculos geográficos con el fin de dar continuidad a dichos cauces. La esbeltez de este tipo de construcciones, junto a la tremenda altura alcanzada por algunas de ellas, las convierten en las más bellas obras de la ingeniería civil de todos los tiempos, sobre todo teniendo en cuenta las dificultades salvadas para la construcción de las mismas.
Para la construcción de un acueducto, se buscaba en primer lugar la fuente del agua, canalizando un cauce natural mediante la construcción de un canal, y dejando que la pendiente del terreno llevara el agua a través de este canal hasta un lago artificial (una vez construida la represa para almacenar agua en el mismo si fuese necesario). Esto garantizaba el aporte constante de agua durante todo el año.

Acueducto de Segovia.

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